Uno, dos, tres... ¿somos responsables con la sociedad?


Un ambiente laboral es la continuación del proceso de la vida para alguien que ha terminado sus estudios universitarios, o de nivel técnico, tecnólogo o simplemente si tiene alguna habilidad para desarrollar una tarea o un trabajo. Es el momento en que sale a competir en el mercado laboral con la idea de tener una prosperidad para sí mismo, y por ende de quienes quiere, o llegará a querer en la vida. Es por eso que cuando se va a incursionar en la jungla laboral a la cual todos estamos sometidos y entusiasmados por salir victoriosos, es muy necesario no solo ser bueno, sino que hay que ser el mejor.

Cuando un profesional se logra vincular a una empresa, debe enfrentar muchos retos laborales, económicos e incluso personales para poder avanzar y mantenerse en la empresa. Debe mantener buenas relaciones con los compañeros y directivos, y su tiene la intención de llegar a ser quien herede la batuta del sector, el gremio o hasta el monopolio del mercado en el cual está, debe aplicar todo lo que estudió para hacer funcionar lo que aprendió en la vida y lograr su cometido, pero no sin olvidar sus principios y la ideología del bien común que deben tener hoy en día todos los directivos de las grandes corporaciones a nivel mundial.

¿Quién es el tercero en una formación profesional y cómo repercute en el los actos de un empresario?

Nosotros como profesionales al realizar una carrera, lo hacemos con el fin de aplicar los conocimientos de forma correcta, en nuestra formación podemos llegar a encontrar muchas personas que nos digan que hacer, pero solo nosotros sabremos tomar la mejor decisión. Cuando nosotros como profesionales llegamos a hacer las cosas y no aplicamos los conocimientos de forma correcta, llegamos a afectar a la sociedad, al sector económico, a los recursos naturales, y como todo es un ciclo y al final de cuentas de alguna forma todos dependemos en alguna medida de alguien más, entonces hay que encontrar el equilibrio en el cual todos hagamos lo que debemos, podemos y queremos dejando un legado de cosas positivas para los contemporáneos y futuros habitantes de la sociedad.

Un, dos, tres… el tercero al que yo puedo afectar si hago las cosas mal como profesional es la sociedad. ¿Por qué la sociedad? Porque siendo parte de un estado de derecho, en el cual nos regimos bajo unas leyes, derechos y deberes contemplados en una constitución, nosotros con nuestras acciones vamos a generar un impacto de la sociedad con base en la medida en que la empresa que manejemos tenga una influencia en las personas, en su economía e incluso para algunos, hasta en los sentimientos y estados anímicos de ajenos y propios.

Esta misma sociedad es quien hace que esos productos o servicios de una multinacional sean reconocidos y aceptados, y así mismo gracias a esta las multinacionales pueden crecer a nivel económico ya que la sociedad es quien invierte en esos productos o servicios que se están ofreciendo.

Hay que tener en cuenta que, si uno como empresario o trabajador de una multinacional hace las cosas mal o incluso sale al mercado una producción defectuosa, puede llegar a verse afectada la confianza y desestabilizada la responsabilidad frente a la sociedad, y además eso implica que todos los recursos utilizados se están perdiendo y aquel equilibrio tan anhelado por las empresas va a perderse; y en empresas que por los productos que comercializan, pueden llegar al umbral en el que la misma sociedad se ve contaminada, desilusionada y por qué no, hasta “estafada”, porque todos esos recursos que se utilizaron son extraídos y aplicados de la sociedad pensando en una retribución o un beneficio.

Muchas empresas utilizan para sus productos recursos naturales, los cuales ni siquiera le pertenecen a la sociedad, sino a la humanidad. Pero aun así es otra forma en la que el ciclo se afecta y el afán de manejar un monopolio, la falta de conciencia de por preservar los la naturaleza y la mala planeación, manipulación y desarrollo de algunos sectores, hacen que se vean afectados muchos círculos sociales y generalmente, los más vulnerables o limitados. Desafortunadamente lo que llegáramos a desperdiciar en una mala producción reduce o limita la materia prima para el desarrollo del producto, como por ejemplo las bebidas gaseosas, que por cada vaso de producto terminado, se necesitan dos litros de agua. Con esa proporción si se llegara a desperdiciar un lote completo de x número unidades, las consecuencias pueden ser inconmensurables si llegara a ser mundial. Como lo mostraba hace poco un programa de National Geografic, cuando Coca-Cola tuvo que retirar del mercado una línea de producción completa, y realizar nuevamente el volumen necesario para cubrir la demanda. Ahí es donde se ve la visión del negocio que tienen algunas compañías que intentar dominar el mercado, sin tener en cuenta lo que pueden generar a largo plazo en la comunidad, sociedad y humanidad.

Debemos tener siempre en la mente los principios básicos del bien común a largo plazo, y hacer el mejor de los trabajos sin despreciar u olvidar de dónde venimos, por donde vamos y a donde queremos llegar como buenos empresarios, pero buenos habitantes de este planeta también.

Por el oro pagan mucho, y todos pueden vivir sin riquezas, ¿pero quién puede vivir sin agua? Es momento de generar un cambio orientado al bienestar común, no individual.

La responsabilidad social es un compromiso de todos, y el cambio comienza por nosotros mismos como profesionales en nuestro ámbito laboral. La Responsabilidad Social Empresarial (RSE), es hoy en día vista como algo fundamental y como elemento estratégico en la creación de valor para las organizaciones, que conlleva competitividad, sostenibilidad, reconocimiento y posicionamiento, pero es indispensable que exista un compromiso real por parte de todos.

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