La Sostenibilidad, Factor de Éxito en los Proyectos

Hoy en día se escucha con mayor fuerza el concepto de sostenibilidad y su importancia en el diseño y evaluación de proyectos, y aunque el concepto de sostenibilidad fue inicialmente utilizado para temas ambientales, luego fue adoptado en otras áreas, dando lugar a su utilización en diferentes sentidos y convirtiéndose en un criterio esencial para la calidad de los proyectos.

La sostenibilidad de la inversión en un proyecto hace referencia a la capacidad de continuar generando beneficios en el tiempo, lo cual implica tener en cuenta factores, como la disponibilidad continua de los recursos empleados en el proyecto, la administración y la relación a largo plazo de costos y beneficios. Por ende: ¿Es la sostenibilidad un factor de éxito en un proyecto? ¿Cuál es el impacto de la sostenibilidad de un proyecto en su éxito o fracaso? ¿Cómo lograr que un proyecto se mantenga en el tiempo?


Sin lugar a dudas, se puede considerar la sostenibilidad como un requisito primordial y punto de referencia en la planeación de los proyectos, es probablemente el aspecto más importante en la formulación y evaluación de proyectos, pero es también el factor que con frecuencia recibe menos atención, y generalmente su evaluación se resumen en el análisis de si el proyecto logra garantizar los recursos suficientes para seguir funcionando, limitado así la sostenibilidad al componente financiero; dejando de lado otros componentes o dimensiones esenciales que se deben considerar en conjunto para el cumplimiento de los objetivos de un proyecto, y así garantizar una inversión sostenible.

Es importante tener en cuenta las dimensiones de la sostenibilidad de un proyecto, que incluye diferentes componentes que deben ser considerados con el fin de lograr el éxito de este, y dependiendo de cada proyecto algunos componentes serán más importantes que otros, pero todos sustanciales para alcanzar la sostenibilidad; estos componentes se clasifican en: social y cultural, político y legal, financiero, organizacional, tecnológico y ambiental; estos seis aspectos deben ser considerados para alcanzar la capacidad de desarrollo futuro. La integración de estos criterios, son factores claves para evaluar la sostenibilidad de un proyecto, ya que no se deben considerar de forma aislada, sino como un conjunto para el análisis de viabilidad en la identificación de riesgos y posibles resultados del proyecto.

Tal vez es difícil predecir qué sucederá en el futuro y determinar si una inversión será sostenible a largo plazo, puesto que el resultado de un proyecto está determinado por multitud de factores difíciles de predecir debido a que están determinados por las condiciones cambiantes del entorno, por consiguiente, sólo una pequeña parte de estos factores puede ser formalizada y cuantificada en cálculos; y aunque no es posible asegurar por adelantado la sostenibilidad de un proyecto, sí se pueden identificar los factores que influyen en la sostenibilidad de un proyecto determinado, con el fin de tomar decisiones y hacer un seguimiento sobre la inversión.

Por ejemplo, para los proyectos destinados a la generación de ingresos la rentabilidad del negocio es el primer factor, y el más importante, que determina la sostenibilidad, debido a que ningún proyecto comercial subsiste si no genera ingresos suficientes para cubrir los gastos operativos y los costos financieros; por otro lado, aquellos proyectos de inversión cuyo propósito principal no es generar ingresos se enfrentan al desafío de mantenerse sostenibles, una vez que el financiamiento externo desaparece, la sostenibilidad de estos proyectos depende, por lo tanto, de la disponibilidad de los recursos necesarios para continuar las operaciones, una vez que se ha realizado la inversión inicial, ya que los proyectos de este tipo no cuentan con un flujo de ingresos garantizado para financiar los costos operativos en curso.

En este contexto, la sostenibilidad financiera hace referencia a la capacidad de contar con los recursos económicos para que un proyecto se mantenga en funcionamiento, y por ende es de vital importancia definir estrategias financieras que incluyan diversos elementos como proyectar los gastos, determinar de qué forma se obtendrán los recursos y definir alternativas de financiamiento, con el fin de prevenir riesgos en la gestión del proyectos y lograr los objetivos propuestos en cuanto al tema de rentabilidad.

Una herramienta clave para alcanzar la sostenibilidad financiera es desarrollar un plan de negocios, donde se defina con claridad los costos de inversión y mantenimiento, así como el punto de equilibrio, de tal forma que el proyecto pueda subsistir sin apoyo externo; además se debe contar con un seguimiento sobre la ejecución del plan de negocios, con el fin de tener la trazabilidad del proceso que permita evaluar los objetivos trazados en el tiempo, y así tomar las decisiones respectivas para el destino del proyecto, permitiendo la evaluación de los indicadores financieros de gestión con relación a las metas definidas. No obstante, existe más de una forma para determinar la rentabilidad de una inversión, donde cada enfoque tiene sus fortalezas y debilidades.

Y aunque generalmente la sostenibilidad de un proyecto se limita a su sostenibilidad financiera, dando lugar a una generalización de que la sostenibilidad es equivalente a la rentabilidad, si bien es cierto que un proyecto destinado a la generación de ingresos no puede ser sostenible si ese ingreso no sobrepasa los costos de operación del proyecto, no obstante, la rentabilidad en sí misma no es garantía de sostenibilidad. Como ya se mencionó anteriormente, la sostenibilidad financiera es uno de los componentes más importantes, pero no el único, también cabe resaltar otro componente de gran relevancia actualmente y es la sostenibilidad ambiental que se refiere a la preservación de los recursos naturales, para esto es necesario evaluar qué recursos son requeridos y establecer un plan de monitoreo y control para tomar acciones preventivas y correctivas; ya que el uso adecuado de recursos, se trata de un tema que ha generado una brecha para alcanzar los niveles de sostenibilidad en la sociedad dentro del ámbito del desarrollo sostenible.

Asimismo, en la sociedad moderna, la tecnología es algo indispensable, a decir verdad, la mayor parte de los proyectos científicos se centran en la creación de nuevas tecnologías que cubran las necesidades de la sociedad y consigan elevar el nivel de bienestar, por lo tanto, hay que considerar otro factor de gran impacto en la planeación de los proyectos: la sostenibilidad tecnológica, la cual hace referencia a la selección de una tecnología que se adecue al entorno del proyecto y que pueda mantenerse por un período largo, por lo que podría relacionarse con el concepto de “tecnología apropiada”, y no se debe confundir con el concepto de “tecnología sostenible”.

A pesar de que muchos factores pueden influir en la sostenibilidad, esta interrelación entre los elementos: financiero, ambiental y tecnológico, sumado al componente de aceptación social, se pueden considerar como los pilares fundamentales sobre los cuales se analizan los proyectos y constituyen el punto base o el eje central para rechazar propuestas que puedan resultar insostenibles a largo plazo.

Adicionalmente, se debe tener en cuenta que para que un proyecto sea sostenible, este debe ser factible, viable y deseable, estos tres elementos son esenciales a la hora de formular un proyecto con capacidad de vivir y crecer en el tiempo y en el entorno en que se desarrolle, evaluando su impacto social, ya que de este depende su existencia.

Es fundamental la interacción entre estos tres elementos frente a las distintas dimensiones de la sostenibilidad, ya que de un análisis preciso sobre la factibilidad, viabilidad y deseabilidad de un proyecto, se determina el éxito de un proyecto ya que toma como base a las necesidades del mercado. El punto clave de todo proyecto, producto o servicio no son las capacidades, los recursos o los conocimientos, son los clientes, son las personas; por lo tanto, es de vital importancia, considerar estos elementos en conjunto con las dimensiones de la sostenibilidad para evaluar el impacto y el éxito de un proyecto, ya que amplía el alcance del análisis en la formulación, al incluir un mayor rango de efectos potenciales sobre el resultado del proyecto, dando lugar a un mejor análisis en cuanto al entorno de evaluación de los indicadores financieros.

Finalmente, cabe resaltar que sostenibilidad y éxito no son lo mismo, un proyecto de desarrollo puede ser sostenible y no alcanzar los objetivos por los cuales fue diseñado o planeado; sin embargo es claro que la sostenibilidad es una medida del éxito, ya que difícilmente un proyecto de desarrollo pueda ser exitoso si no es sostenible. Asimismo, la sostenibilidad no sólo se debe enfocar en la permanencia del proyecto sino en el mantenimiento de sus beneficios; la sostenibilidad debe ser tenida en cuenta durante todas las fases del proyecto, y se deben considerar cada una de las dimensiones de la sostenibilidad: social, política, financiera, organizacional, tecnológica y ambiental.

De igual forma, se debe tener claridad en que la viabilidad corresponde a las posibilidades que un proyecto tiene de cumplir los objetivos en el periodo previsto de duración del proyecto, y la sostenibilidad corresponde a las posibilidades de que los beneficios del proyecto se mantengan o se incrementen más allá de la finalización del proyecto; es decir que el hecho de que un proyecto sea viable no implica que sea sostenible, sin embargo, la viabilidad sí es un elemento clave de la sostenibilidad.

Por lo tanto, para garantizar la sostenibilidad de los proyectos, esta debe ser considerada como algo transversal al proyecto, desde la etapa de formulación del proyecto, como durante su ejecución y tras su finalización, ya que la sostenibilidad es un proceso dinámico que depende de muchos factores, y por ende es necesario tener una visión global del proyecto y analizar cuáles son los factores más relevantes que influyen en este. Asegurar la sostenibilidad de las actividades y beneficios del proyecto más allá de la vida de éste requiere incrementar las capacidades del grupo seleccionado y de los responsables del mantenimiento.; igualmente, hay que asegurarse de que para éstos los beneficios compensarán los costos de mantenimiento de las actividades e infraestructuras durante la vida del proyecto y, sobre todo, más allá de ella.

Sin lugar a dudas, al momento de evaluar un proyecto se debería tener una lista de criterios de sostenibilidad que permitan una ponderación para estimar los riesgos de la puesta en marcha del proyecto y los impactos que genera su desarrollo, con el fin de que el resultado obtenido permita evidenciar una calificación sobre criterios como el tipo de capital a consumir, si es renovable o no, además del compromiso de mantener el capital durante un largo periodo de tiempo, ya que la sostenibilidad asume que el proyecto tiene que adaptarse a los nuevos requerimientos del entorno; en consecuencia, la aplicación de criterios relativos a la sostenibilidad puede ser la base para la aprobación y seguimiento de proyectos, con el fin de analizar si la inversión es sostenible.

La sostenibilidad no es un tema altruista, cada vez más se le da mayor valor a aquellos proyectos que cuentan con una estrategia sostenible, que tienen un impacto positivo a nivel económico, social y ambiental.

Y dentro del marco de los proyectos sostenibles entra en juego el papel de la Responsabilidad Social Empresarial (RSE) que refleja una nueva dimensión de la empresa preocupada en su sostenibilidad en el largo plazo, una triple visión económica, social y ambiental en la que prima el desarrollo sostenible; donde la RSE se ha convertido en un modelo de creación de valor compartido, donde las empresas y sus grupos de interés obtienen beneficios, lo cual se refleja directamente en la rentabilidad y competitividad de las empresas, a través de la inversión social como clave del progreso.

0 comentarios:

Copyright © Carolina Quiroga (2014). GERENCIA ESTRATEGICA